¿Cuántas veces durante estos días vos o algún miembro de tu familia se preguntaron cuándo va a terminar? Nos resulta complicado pensar que la situación que vivimos (ya sea por el simple hecho de no poder salir de casa y ver a nuestros familiares y amigos, o porque los recursos económicos se agotan, y tus padres no puedan salir a trabajar, o porque te preocupa que personas de todo el mundo mueran por causa de un virus) vaya a terminar...
Aquel al que todo le confiamos parece haberse dormido, ¿será que no nos está escuchando? ¡¡NO!! La palabra de Dios nos dice en el Salmo 46 versículo 10 que estemos quietos, no nos alteremos ni nos preocupemos por lo que va a venir; ¡¡vamos a ver que ÉL es Dios!! Será exaltado, veremos Su gloria y Su poder sobre nuestras familias, nuestros amigos, la economía de casa y sobre cada situación que parezca salirse de control, porque ÉL es el que toma el control de todo, no nosotros...
Hace ya varios años yo cursaba el 1° año de mi educación Polimodal (lo que hoy es 3° año, soy un poco viejita), y como todos los días le pedí a mi papá el dinero para comprar la tarjeta de colectivo que necesitaba para ir a la escuela, pero ese día mi papá me dijo que no iba a ir a la escuela porque no tenían dinero para los pasajes. Obviamente yo no comprendía demasiado sobre economía familiar y por lo tanto fui a hablar con mi mamá (que jamás me dejaba faltar) y le pedí el dinero a ella, pero me respondió lo mismo que mi papá: no había dinero para los pasajes, se notaba que había estado llorando, ese día almorzamos mate cocido con pan...
Soy la mayor de 6 hermanos, y nunca me había dado cuenta de que en casa ya no quedaba nada, pero jamás voy a olvidar lo que ocurrió después: Mis padres se encerraron a orar en su habitación, yo por fuera escuchaba como decían que sus fuerzas habían llegado hasta ese punto, y que necesitaban que ÉL se manifieste en nuestro hogar, dejaban TODO en Sus manos, no olvidaré eso...
Después de un rato de estar orando un pastor y docente amigo de la familia y compañero de trabajo de mi mamá tocó el timbre de casa, llegaba con varias bolsas de mercadería. Mis padres le preguntaron cómo se había enterado que ya no nos quedaba nada, a lo que él simplemente respondió: Dios me mandó a hacer esto, yo no lo sabía.
ÉL había respondido aún antes de que se lo pidan... A veces creemos que las cosas se salen de control, pero es en ese preciso momento cuando más necesitamos dejar de lado todas nuestra fuerzas y pedir la ayuda del que es sobre todo nombre.
Por si quedaron con intriga les cuento que después de eso en casa jamás volvió a faltar nada. Aprendimos a esperar y confiar en ÉL, a veces cuesta pero es posible cuando le creemos.
Hoy quiero invitarte a estar quieto, a pensar y reflexionar en la cantidad de veces que vos, un amigo o alguien de tu familia sintió que todo se había desmoronado, puede tener que ver con una situación económica como la que te conté o con algo diferente. Tenés la oportunidad de dejar todo en Sus manos, de decir: hasta acá llegué yo... ¡te podes sorprender! Profe. Nadia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario